jueves, 18 de octubre de 2007

CRIANDO VAGOS


Hay que llamarlos varias veces en la mañana para llevarlos a la escuela, se levantan irritados pues se acuestan muy tarde hablando por teléfono o conectados a la Internet, no se ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos ponen un dedo en nada que tenga que ver con "arreglar algo en el hogar". Idolatran a sus amigos y viven poniéndoles "defectos" a sus padres a los cuales acusan a diario de que "están pasados". No hay quien les hable de ideologías, de moral y de buenas costumbres, pues consideran que ya lo saben todo. Hay que darles su mesada de la que se quejan a diario porque "eso no me alcanza". Si son universitarios siempre inventan unos paseos de fin de semana que lo menos que uno sospecha es que regresarán con un embarazo o habiendo fumado marihuana. Definitivamente estamos rendidos y la tasa de retorno se aleja cada vez más, pues aún el di­a en que consiguen un trabajo hay que seguir manteniéndoles. Me refiero a un segmento cada vez mayor de los chicos de clases medias urbanas que bien pudieran estar entre los 14 y los 24 años y que para aquellos padres que tienen de dos a cuatro hijos constituyen un verdadero dolor de cabeza.

En que estamos fallando?
Para los nacidos en los 40s y 50s, el orgullo reiterado es que se levantaban de madrugada a ordeñar las vacas con el papa; que tení­an que limpiar la casa; que lustraban sus zapatos, s los tenían; algunos fueron limpiabotas y repartidores de diarios; otros llevaban al taller de costura la ropa que elaboraba la madre o tení­an un pequeño salario en la iglesia en donde ayudaban a oficiar la misa cada madrugada. Lo que le pasó a nuestra cultura con esa generación es que elaboraron un discurso que no dio resultado: "¡Yo no quiero que mi hijo pase los trabajos que yo pasé!".

No conocimos la escasez como la de ellos, algunos se criaron desperdiciando, a los 10 años ya habí­an ido a Disney World dos veces, cuando los viejos a los 20 no sabí­an lo que era tener un pasaporte. El "dáme" y el "cómprame" siempre fue generosamente complacido y partes de nuestra generación se convirtieron en habitantes de una pensión con todo incluido y que luego querían que fuera un hogar. Al final algunos se marcharon al exterior a la conquista de una pareja y volvieron al hogar divorciados o porque la cosa "se les aprieta" en su nueva vida.

Todos estos padres de nuestra generación de los 70s, nos hemos vuelto aun más laxos que los nuestros, y mas aun son nuestros padres los que educan en parte a nuestros hijos.Los que tienen hijos pequeños pongámoslos los domingos a lavar los carros, a limpiar sus zapatos, su habitación, barrer y trapear a casa.... Un pago simbólico que debe generar en sus mentes una relación entre trabajo y bienestar. Las niñas deben desde temprano, no se entienda como machismo, aprender a lavar, planchar, cocinar para que entiendan la economí­a doméstica en tiempos que podrí­an ser más difí­ciles. La música regaeeton, metálica, los conciertos, la televisión, la moda y toda la electrónica de la comunicación han creado un marco de referencia muy diferente al que nos tocó.Debemos revisar por los resultados de si somos muy permisivos o si sencillamente que trabajamos tanto que el cuidado de nuestros hijos queda en manos de las empleadas, el televisor, el Chat, el celular y el X-box en un medio ambiente cada vez más deformante.
Ojala que este mensaje llegue a los que tienen hijos pequeños pues ya los abuelos pagaron la transición...

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